Esta paradoja emerge porque la liquidez no alcanza suficiente capilaridad y porque bajo la lógica del distanciamiento los problemas de funcionamiento del lado de la oferta requieren mayor coordinación público-privada, más flexibilidad en el mercado de trabajo y mejor focalización de las políticas públicas, tanto en la salud como en la economía. Si esas limitaciones no se resuelven en paralelo a la prolongación del aislamiento, entonces pueden aflorar efectos colaterales negativos, caso de la aceleración de la inflación que, esta vez, sólo servirá para “licuar” pasivos de aquellas firmas que hayan sobrevivido. Es en ese contexto que el gobierno haría, en forma inminente, una oferta a los tenedores de bonos bajo ley extranjera. Gran responsabilidad para los funcionarios a cargo, ya que esta economía no tiene espaldas para seguir soportando malas noticias.
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