El fallo, que habrá de conocerse en las próximas semanas, de todos modos podría sorprender positivamente en caso que deje afuera del litigio al banco que se ocupa de pagarle a los bonistas cada vez que recibe giros de la Argentina. También si se inclina por un monto intermedio entre lo que reclaman los fondos buitres y lo que hasta ahora ha ofrecido el gobierno. Hasta que se defina la situación, los bonos argentinos irán por la montaña rusa. El problema está en el crédito externo, que ya fue afectado por los controles cambiarios en 2012, y que podría seguir deteriorándose en 2013 en caso que el litigio no tenga definición favorable a la Argentina en el corto plazo. Esto amenaza a la economía real y al empleo, como si hubieran sacado boletos para el tren fantasma. Esperemos que puedan evitar el túnel a tiempo.
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