Un arreglo entre el Club de París y la Argentina interesa a aquellos proveedores de bienes de capital que fueron desplazados pero, más aún, a nuestro país. Por un lado, permitiría ampliar opciones tecnológicas a favor de la productividad. Por otro, aportaría a la calidad del financiamiento externo, un tema cada vez más relevante ya que es probable que en 2011 la Argentina pase a registrar déficit en la cuenta corriente del balance de pagos.