La fuerte caída de las importaciones de bienes intermedios de julio (-23,5 % interanual), un dato clave en términos de nivel de actividad, confirma que los “brotes verdes” irán apareciendo en forma muy dispersa. Esto ocurre en simultáneo con el serio traspié del gobierno por la decisión de la Corte Suprema de invalidar el ajuste de las tarifas de gas para los consumidores. Como en el Juego de la Oca, el Ejecutivo retrocede varios casilleros, al tiempo que se abren interrogantes vinculados con los emprendimientos del sector energético, el cumplimiento de la pauta presupuestaria, los mecanismos para la fijación de reglas en mercados regulados y no regulados y también el riesgo de que este fallo lleve a más y no menos litigiosidad. Aun así, el gobierno dispone de una segunda oportunidad para ajustar las tarifas de un modo más cuidadoso y mejor distribuido a lo largo del tiempo y del país. La turbulencia institucional no ha afectado los indicadores de riesgo país, aunque eso no disimula la importancia que tiene la disponibilidad de energía sobre el comportamiento de la inversión, en un contexto en el que la rentabilidad de la mayoría de los sectores es acotada, lo que hace que cada detalle cuente a la hora de tomar decisiones.
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