Ahora, a cambio de la expectativa de una desaceleración de la inflación, hay una combinación de factores que pega de lleno sobre el sector industrial, ya que la tasa de interés y los costos energéticos son mucho más elevados que en 2014, en un contexto en el que el real brasileño está 35 % más depreciado que en aquel momento. El tamaño de las dificultades ilustra sobre la magnitud de los cambios que se necesitan para que el sector pueda recobrar dinamismo.
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