La analogía puede ser útil en función de la transición económica de nuestro país de aquí a fin de 2015, ya que muestra que muchas veces los resultados dependen del respeto que sepamos tenerle a las condiciones desfavorables en que nos toca actuar. Si las ignoramos, o consideramos que son sólo "percepciones", correremos el riesgo de sufrir una nueva goleada. Bosquejando las opciones que pueden darse después de las legislativas de fin de octubre, se tiene un escenario de "supervivencia", en el que el Ejecutivo nacional sale a intentar mantener el "cero a cero", aceptando que el campo de juego es adverso y, oxigenando el equipo con el banco de suplentes, comienza a corregir en el margen los flancos más débiles de la política (dólar turista, recomposición parcial de tarifas y tipo de cambio). Pero también puede sentirse obligado a "jugar a ganar", en cuyo caso habrá que ver si el gobierno designa un equipo entrenado para actuar bajo condiciones desfavorables, o si recurre a jugadores voluntariosos, convencidos que la mayoría de los problemas son sólo percepciones.
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