Este combo puede abrir espacio a un nuevo capítulo de la política económica, menos a la defensiva, con urgencias pasando a segundo plano y una búsqueda más focalizada del tránsito hacia un escenario de crecimiento. Algunos funcionarios han planteado que ese empalme podría lograrse a través de un "pacto social", aunque otros parecen inclinarse más bien por acuerdos sectoriales o parlamentarios, según el objetivo a abordar, mecanismo éste que luce más compatible con la idea de ratificar las "metas de inflación" para el año próximo, con un límite superior de 17 % anual. Lo cierto es que las condiciones externas e internas requieren un esfuerzo adicional del gobierno para asegurar que los buenos datos de inflación se reiteren y para que la etapa de crecimiento arranque efectivamente. El formato institucional que adquiera esa política está condicionado por la competencia electoral que ya ha comenzado de cara a 2017, pero también por la necesidad del oficialismo de forjar alianzas, dado su carácter de minoría en el Congreso
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