Pero, ciertamente, hoy se está lejos de reunir esos requisitos. Al contrario, abroquelarse en un tipo de cambio oficial a 8,4 pesos, que pocos consiguen y que sólo puede sostenerse por un racionamiento cada vez más severo, puede estar alimentando expectativas de un salto brusco de la paridad. Y los precios siempre se fijan en función del valor de reposición de las mercaderías, del futuro , no del pasado. Por ende, la actual política cambiaria puede estar jugando, en términos de inflación esperada, más un rol de turbina que de ancla.
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