Sin embargo, en términos técnicos, la situación es seria y hay pocos instrumentos disponibles. Por ende, conviene concentrarse en una meta principal, cerrando la sangría del sector externo y sacrificar temporalmente otros objetivos, que podrán retomarse más adelante. Para llegar a esta conclusión hay que tomar conciencia del daño que le hace al funcionamiento de la economía la persistencia de la brecha cambiaria en el elevado andarivel actual. En 2012, por caso, cuando ya existían los controles al cambio y al comercio exterior, la pérdida de reservas fue de 3 mil millones de dólares, apenas una fracción del drenaje de este año. ¿Que pasó? La brecha promedio del año pasado fue de 25 %. En 2013, en cambio, la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el "blue" promedió el 60 %. Esto introdujo a la economía en un escenario diferente, con un círculo vicioso de arbitrajes que perjudican al Banco Central, caída de reservas, mayores expectativas de devaluación, y así sucesivamente. Los riesgos de este cambio cualitativo fueron anticipados en el artículo del 25/03/13 ("Mercado cambiario: tarde o temprano habrá que unificarlo") y, bajo este mismo enfoque, un buen test para las medidas económicas que habrán de ser anunciadas es qué ocurrirá con la magnitud de la brecha cambiaria de aquí en más.
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