Es que al ministro saliente le tocó bailar con la más fea en el primer año de la gestión, en que decisiones totalmente necesarias para volver al equilibrio en ciertas variables claves de la economía, como la suba del tipo de cambio oficial o la reducción de subsidios económicos (aumento de tarifas), afectaron el poder adquisitivo de la población de ingresos fijos, y por esa vía el consumo y la producción. En gran medida esa etapa está concluida, de modo que el sucesor encontrará un camino más allanado en tal sentido. En 2016 se soportó, además, un contexto externo poco favorable, en que el PIB de los principales socios comerciales creció menos del 1%.
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