La experiencia del último mes desnudó la extrema sensibilidad de las variables en la pulseada tasas vs dólar y le puso números a las restricciones a las que se enfrenta la política económica, en un escenario en el que parece que reactivar la economía y recuperar reservas son dos objetivos que no pueden ser logrados al mismo tiempo, debiendo sacrificarse uno a costa del otro. Es un mensaje a las empresas, mostrando lo difícil que será bajar la tasa de interés, con las implicancias que esto tiene para el crédito y el nivel de actividad en lo que resta del año. Y también una señal para el gobierno, ya que esta, en teoría, es la parte más sencilla del año para el manejo de la macroeconomía, con el ingreso de dólares de la cosecha gruesa y sin necesidad de una gran emisión de pesos para financiar al fisco. Si esto está ocurriendo ahora, ¿qué esperar para la última parte del año?, cuando comienzan a escasear las divisas justo en el momento en que el déficit fiscal lleva a emitir una montaña de pesos.