Todo esto deberá ser negociado antes de fin de julio, ya que es en esa fecha cuando la Argentina estaría entrando en rebeldía y default, un mes después de los vencimientos del 30 de junio que ya se anunció que no serán desembolsados. La economía está cayendo a un ritmo de 1,5 % interanual y si el desenlace fuera negativo, esa tendencia se profundizaría. Cada punto adicional de caída del PIB implica una merma de recaudación del orden de los 1.000 millones de dólares, una buena forma de cuantificar los costos de una ruptura.
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