Tendría que reconocer esa deuda, pero de un modo tal que impida que el resto de los tenedores de bonos se abalance reclamando un trato semejante. Podría amenazar con defaultear los bonos domiciliados en Nueva York para fortalecer su posición negociadora, pero si llegara a ese extremo estaría abriendo una "Caja de Pandora" con efectos inciertos sobre el objetivo de volver a emitir deuda para aliviar parcialmente los costos del ajuste. Como en el caso del Club de París, los acreedores parecen jugar con ventaja, al saber que el gobierno está sediento de divisas. Del otro lado del mostrador, tampoco es recomendable que la Argentina se margine del mundo, aun cuando eso implique aceptar condiciones mucho menos favorables que las que se habrían conseguido años atrás, actuando en el momento adecuado.
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