Fuerte ajuste o incumplimiento con el FMI
En el segundo semestre del año el gobierno argentino tendrá fuertes restricciones presupuestarias si desea cumplir su meta de déficit primario con el FMI. La evolución de las variables en el primer semestre indica que no podrá cumplir sus compromisos sin un fuerte ajuste.
11 de agosto de 2022 · Publicado en Informe de Coyuntura No. 1438 · Año 31
Por Marcelo Capello y Agustín Cugno
En el primer semestre de 2022, los indicadores económicos interanuales mostraron evoluciones relativamente buenas. El Producto Bruto Interno, el salario real y otras variables clave de la economía argentina evolucionaron favorablemente. El dato negativo fue la aceleración de la inflación.
Asimismo, en términos interanuales, hay más deterioros. Aumentaron el dólar blue (+61%), el gasto primario del sector público nacional (+66%), la Base Monetaria (+48%) y los pasivos remunerados del Banco Central (+84% nominal).
A su vez, se aceleró la inflación (+71%) y cayeron sustancialmente las reservas del Banco Central argentino (-60%).
Ante este deterioro, se endureció el cepo cambiario y hubo mayores restricciones a las importaciones, medidas que hicieron crecer las expectativas de suba discreta del tipo de cambio oficial y generaron una lógica de menor liquidación de exportaciones. Menos exportaciones perjudicaron el ingreso de nuevas reservas para el Banco Central.
No es la primera vez que Argentina se encuentra en una situación como ésta. En enero de 2014, el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, y el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, aplicaron una suba en el tipo de cambio oficial sin combinar con ajuste fiscal, logrando que los efectos de devaluación del peso se anularan en poco más de un año. Sin embargo, las reservas eran bastante más holgadas y el tipo de cambio oficial se ubicaba sólamente 10% por encima de los valores actuales. Esta estrategia no solucionó los problemas económicos preexistentes, sino que, simplemente, permitió al gobierno de entonces llegar al final de su mandato sin un fogonazo inflacionario y una crisis económica de mayor envergadura.
La estrategia del actual gobierno difiere de la de 2013. Se apunta a reducir el déficit fiscal, inicialmente al menos, sin ajuste cambiario y se busca aumentar las reservas a través del endeudamiento externo y los adelantos de exportaciones. Reducir el déficit fiscal será todo un desafío, ya que en el primer semestre el gasto primario aumentó más (+75%) que los ingresos del sector público nacional (+72%).
Si se mantuviera la tendencia del primer semestre, el déficit primario del Estado argentino para 2022 sería del 3,2% del PBI, poco más de medio punto porcentual que la meta de 2,5% que la Argentina acordó alcanzar con el Fondo Monetario Internacional.
Estimando una suba del 74% en los ingresos del sector público nacional, el efecto del ajuste de subsidios y tarifas anunciadas, una movilidad provisional del 73% y un aumento del gasto en Personal del 83%, el resto del gasto público debería aumentar sólo 34% en lo que resta del año.
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