Con este nuevo golpe de timón, las reservas podrían retomar la tendencia declinante, a un ritmo del orden de los 200 millones de dólares semanales, con un tipo de cambio oficial que, temporalmente, se rezagaría aún más frente a la inflación, afectando la competitividad exportadora. En este escenario, las industrias más dependientes de insumos importados y con saldo negativo de comercio exterior (automotriz, electrónica) podrían enfrentar dificultades crecientes.
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