Esto se debe al crecimiento que ha tenido la producción no convencional neuquina, superando en diciembre de 2017 a la extracción convencional de gas natural, y en junio de este año a la de petróleo.
Detrás de este resultado se encuentran tres hechos importantes que lo posibilitaron. Una mejora de los precios, tras la recuperación del barril internacional e incentivos a la producción de gas local, una importante disminución de los costos de perforación y operación, y un incremento en la inversión empujada por este escenario de mayor rentabilidad.
El año 2018 quizás sea señalado en el futuro como aquel en el cual despertó definitivamente Vaca Muerta. El desarrollo de yacimientos no convencionales por parte de otras firmas, además de la siempre protagonista YPF, la difusión de avances técnicos, los fuertes incrementos de productividad y la reducción de los costos, permiten aventurarlo. Todo ello acompañado por mayores inversiones, un escenario internacional de precios favorable, y volúmenes de producción con tasas de crecimiento muy elevadas.
Para continuar se requerirá no solo de un escenario local previsible y el desarrollo de infraestructura que permita afrontar esta producción, sino también de una demanda que admita absorberla. Inicialmente serán clave los mercados externos los fronterizos, a fin de colocar los excedentes gasíferos en los momentos estacionales de baja demanda local (debido a la dificultad que presenta su almacenamiento). Y si en el futuro Argentina logra sumarse como proveedor mundial, la explotación masiva de los yacimientos será finalmente cristalizada, con todas las implicancias micro y macro económicas tan esperadas.