Luego de un 2016 en el cual la fiebre por los no convencionales pareció desaparecer, el sector petrolero neuquino se ha visto conmovido por diversos anuncios que han auspiciado el inicio de una nueva etapa de desarrollo de Vaca Muerta. Nuevas inversiones y el interés internacional parecen indicar que finalmente podría alcanzarse la explotación masiva. Dando lugar a la materialización de los auspiciosos pronósticos bajo los cuales esta formación se abrió lugar en la opinión pública.
La política energética ha cambiado significativamente bajo esta administración nacional, tomándose medidas orientadas hacia el largo plazo. Estas se centraron, principalmente, en la formación de nuevos incentivos al consumo y la inversión. Corrigiendo señales de precios que en los últimos años causaron distorsiones en los mercados energéticos, e impulsaron su fragilidad actual. En esta batería de políticas la formación Vaca Muerta ha vuelto a recobrar relevancia, siendo objeto de muchas de ellas. Por parte de diversos actores ya se ha visto un cambio positivo de sus expectativas, recuperándose nuevamente el interés.
Sin embargo, la respuesta aún no ha sido lo suficientemente fuerte como para provocar un cambio significativo en el escenario hidrocarburífero. Así lo indica la revisión de la coyuntura de la principal formación de hidrocarburos no convencionales, fuera de Estados Unidos, que se realiza en este artículo.
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