Una forma de medir la sustitución es a través de la participación argentina en las ventas mundiales (market share). Si va disminuyendo, es señal de sustitución.
En los últimos cinco años, los productos más afectados han sido el ajo (invasión china a Brasil) y las aceitunas. Sorprende una levísima mejora en el aceite de oliva (asociada a la variabilidad de las cosechas).
En vinos, el market share en monto fue creciendo hasta 2012 y luego se estancó, mientras que este mismo porcentaje en cantidades ha venido cayendo desde antes. Compatible que, ante los altos costos en dólares, las bodegas salen a exportar vinos más caros, pero vendiendo menor volumen.
Considerando sólo Brasil, también ha habido una sustitución, con brasileros comprando menos productos argentinos. Los más afectados han sido duraznos preparados, y luego se pueden mencionar aceitunas, aceite de olivas, peras y vinos. En cambio, mejora el desempeño en ciruelas secas.
En perspectiva, acorde a los pronósticos, no se espera un cambio sustancial en materia cambiaria en un futuro inmediato, señal que Argentina continuaría siendo cara. Siendo así, un escenario optimista sería que al menos este proceso de sustitución que hace el mundo se detenga y no se profundice. Al país le quedan varios pasos a seguir, apuntando a la reducción de costos internos (impuestos, laborales, logísticos, etc.).