Luego de un pobre 2014, las ventas de vino en el mercado interno se han recuperado en lo que va de este año (diez meses). En parte, se explica por la mejora en el poder de compra de la población. Eso se nota más en el consumo de los vinos varietales, cuyos precios en góndola han aumentado más que la inflación.
En cambio, en los vinos genéricos, se vendió mayor cantidad, pero sus precios no pudieron seguir a la inflación, señal que ha pesado la mayor cantidad de vinos (mayor oferta), que presiona hacia abajo a sus precios. Así también impactó sobre los precios pagados al productor.
En espumantes, sus volúmenes vendidos aumentaron un 10% interanual, aunque lejos del ritmo observado en años anteriores, excepto 2014.
Mirando lo ocurrido en los últimos cinco años, con un dólar oficial barato, se vieron afectadas las exportaciones. En el mercado interno, se observó un estancamiento en vinos varietales y genéricos, pero los espumantes venían con un buen desempeño.
En un futuro inmediato, con el cambio de gobierno, es posible que el dólar oficial se cotice más caro, y que las retenciones se eliminen, dos factores que juegan a favor de las exportaciones y a un aumento en los precios de los vinos. Pensando en el mercado interno, con salarios que posiblemente se rezaguen con respecto a la inflación, es posible que 2016 no sea precisamente un buen año en volúmenes a vender.