Síntesis: la estrategia oficial es reducir impuestos y más obra pública. La pregunta es cómo lograr esos objetivos, dado el rojo fiscal y las presiones por aumentos salariales. Si no se espera un boom de ingresos, posiblemente se recurra a una moderación en gastos y a endeudamiento.
Comparado con las estimaciones 2016, los ingresos corrientes aumentarían un 27%. Los fondos correspondientes a impuestos nacionales y provinciales aumentarían igual o por debajo de la inflación esperada (razonable por menores alícuotas). Las regalías se estancarían, debido a un menor precio del petróleo que se pagaría en el país.
El gasto primario se incrementaría en un 28%. El principal rubro, Personal, lo haría a un ritmo inferior. Con respecto a los otros gastos, sorprende el fuerte aumento en servicios, y también en gasto de capital (obra pública y compra de equipos y maquinarias), aunque se parte de montos bajos (sólo un 8% del gasto va a obras, mientras que en San Luis es del 45%). Y se esperaría caída en intereses de la deuda pública.
En dólares, el déficit fiscal sería similar al de este año, aunque habría una fuerte reducción en el déficit corriente (el más difícil de disminuir), a cambio de más obra pública. Aun siendo cuidadosos en la parte financiera, no alcanzarían los fondos para cubrir todos los gastos (y eso que la presión impositiva seguirá alta). Señal que recurrirán al endeudamiento.
La deuda registrada se ha incrementado notoriamente (más que se duplica). Sin embargo, durante 2016 ha habido un sinceramiento, formalizando la deuda que se tenía con proveedores. Además se heredó un importante déficit, que no se ha podido reducir sustancialmente, al estar en un periodo recesivo. La deuda total ya sincerada ha aumentado un 28% en la primera mitad del año, levemente superior a la inflación. Afortunadamente, el nivel de deuda provincial por ahora es bajo, pero el rojo fiscal debe ser solucionado prontamente para no tener sorpresas en el futuro.