A tal punto complicado que hubo demora en los pagos de los salarios de Septiembre. ¿Por qué se ha llegado a esta situación? El mayor déficit fiscal acumulado a Agosto de este año es un indicio de las dificultades financieras del gobierno provincial.
La actual gestión había heredado un importante déficit, el cual lo redujo a través de un “impuestazo (ingresos brutos), cuyo impacto duró dos años. También hubo mejora en los fondos nacionales. Pero con una actividad económica casi estancada, es difícil seguir que estos fondos (netos de inflación) se incrementen sustancialmente.
Por otro lado, en los primeros años de la actual gestión, los gastos aumentaron menos que los ingresos, pero sí por encima de la inflación. Y en este año volverían a aumentar fuertemente (periodo electoral). Así estima se terminaría con un déficit fiscal primario (sin intereses) mayor a $ 2.500 millones a fin de año. Y a eso se le deben sumar los servicios de la deuda pública (intereses y amortizaciones).
Pensando en 2016, ¿qué hicieron los gobiernos anteriores durante su primer año de gestión? Tomando los últimos veinte años, lo usual es que el primer año de gestión sea uno de ajuste, a veces privado (vía aumento de recaudación impositiva) y a veces público (vía reducción de gastos, netos de inflación).
Surgen dos limitaciones. Aumentar ingresos suena bastante difícil, porque la presión impositiva nacional y provincial están en niveles record. Reducir gastos tampoco es fácil, con una obra pública en niveles bajos. Aparte, si no es posible conseguir suficiente endeudamiento, el ajuste será más notorio, indicio de mayor conflictividad en la provincia en el futuro.
¿Por qué se debe llegar a esta incómoda situación? Es un claro ejemplo de la necesidad de aprender a ahorrar en los periodos de bonanza, que siempre vuelven. Y también de no aumentar tanto los gastos cuando los aumentos de ingresos tienen un límite.