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Juan Lucas Dapena

El año 2020 fue un año atípico a nivel social, político y económico a causa del Covid-19, lo que conllevó a un periodo de difícil transitar para Argentina y el mundo. Este virus aún no ha desaparecido, pero cabe mencionar que en este último tiempo ha producido una serie de consecuencias, que sin dudas marcarán el futuro inmediato y a mediano plazo.

De esta manera el 2020 finalizó en un contexto de alta volatilidad y brecha cambiaria, con proyecciones de una inflación que seguirá alta, pérdida del poder adquisitivo de los salarios, exceso de emisión monetaria para cubrir el déficit fiscal y una presión tributaria extrema, temas complejos que hacen resonar la crisis actual.

A modo de resumen, la coyuntura actual nos muestra que: la provincia de Salta experimentó una mejoría en los indicadores laborales en la segunda mitad del año, pero en la comparación interanual, este tercer trimestre del 2020 reveló un deterioro evidente. También, el turismo comenzó a mostrar señales de esperanza, fomentado por la habilitación del turismo interno y más habilitaciones para operar con normalidad, sin embargo, continúa en declive al no alcanzar los niveles del 2019. La misma tendencia se observa para el sector automotor.

Por su parte, en Salta el mercado inmobiliario da certeza de un incremento en el número total de inmuebles transados durante 2019 y 2020, variación positiva que no se observaba desde el año 2018. Sin embargo, los montos promedios (nominales y reales) de las operaciones registraron una fuerte contracción en dicho lapso. El consumo en supermercados tuvo una variación interanual positiva en términos nominales, pero no en valores reales.

Finalmente, el sector construcción (explicado por el consumo de cemento) finalizó el año 2020 como el único con resultados favorables en el acumulado interanual. Dicho movimiento se explica por el vertiginoso proceso de crecimiento del consumo en bolsa. interanual positiva, pero no significativa en valores reales.