Dos derivaciones surgen de inmediato: por un lado, la importancia de mejorar en forma drástica la eficacia del gasto público asignado a objetivos sociales, para evitar el desvío de millones y millones de pesos que no llegan a sus destinatarios finales. Por otro lado, la necesidad de lograr un rápido impacto sobre el empleo de la reactivación en marcha. Cualquier otro objetivo deberá ser medido contra esas prioridades.
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