Informes de Coyuntura

La Argentina atada a las exportaciones del agro

Hay riesgos de que el crecimiento de las exportaciones agroindustriales no pueda sostenerse debido a que está dado por una suba coyuntural en los precios internacionales de los commodities.

19 de agosto de 2022 · Publicado en Informe de Coyuntura No. 1439 · Año 31

Por Juan Manuel Garzón

Durante el primer semestre de 2022, las exportaciones del agro fueron de 25,9 mil millones de dólares^[1]. Además de haberse incrementado 24% respecto al año previo, estas cifras constituyen un récord. Según estimaciones propias del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de Fundación Mediterránea, el año 2022 cerraría con ventas por el orden de los 49,5 mil millones, lo cual indica que durante el segundo semestre se sostendría dicha bonanza.

¿A qué se debe el crecimiento de las exportaciones del agro en 2022?

A la suba de precios internacionales de los commodities. El volumen de dichas exportaciones caería 3,4% en 2022. Hay un dato que hace más preocupante este indicador: desde 2019, las cantidades se mantienen inalteradas con algunos cambios de composición de canasta. Se exporta más maíz y trigo pero menos soja y derivados de soja. 

El crecimiento de las exportaciones agroindustriales fue determinante para el financiamiento de las importaciones que también crecieron durante 2021 y 2022, luego de un año de recesión (2019) y de la Pandemia. Es interesante destacar que 3 de cada 4 dólares que fueron utilizados para pagar compras adicionales de bienes del exterior provinieron del excedente de divisas agroindustriales.

Asimismo, como esta bonanza se dio como consecuencia de la suba en los precios, es posible que en el futuro esos valores vuelvan a sus niveles normales o incluso se ubiquen por debajo de ellos. Al mismo tiempo, el importante superávit comercial que venía registrando el país en el primer semestre se fue perdiendo dado el aumento y encarecimiento de las importaciones, el buen nivel de actividad de la industria y el adelanto de compras de insumos y bienes intermedios por temor a una devaluación.

Dentro del marco de una coyuntura político-económica desfavorable, también decayó el desempeño de las exportaciones. Su liquidación se desaceleró fuertemente durante las últimas semanas.^[2] Esto sucedió principalmente con la soja, que entre mediados de junio y las primeras semanas de agosto, pasó de una comercialización semanal de 800 mil a 520 mil  toneladas. En caso de que se regularice su comercialización, se espera que en lo que resta del año ingresen aproximadamente 14,2 mil millones de dólares. Sin embargo, si perdura la ralentización, la cifra se mantendrá cercana a los 12,6 mil millones que fue el nivel del año pasado. 

Por otro lado, también se espera un menor aporte por parte de los cultivos de invierno, particularmente el trigo. Hasta el momento, se sabe que la producción será menor por una caída de entre 600 y 1 millón de hectáreas sembradas y por menores rendimientos medios. Esto se debe a condiciones climáticas  menos favorables que en 2021 y a los elevados precios de los fertilizantes. El saldo exportable se reduciría en magnitud equivalente a la caída de producción, considerando que es probable que el gobierno argentino siga administrando los volúmenes exportados de forma tal que el abastecimiento al mercado interno sea similar al de este año. Esta caída en el ingreso de dólares se sentirá, fundamentalmente, en 2023.

Pensando en el porqué de la fuerte desaceleración en la liquidación de los exportadores, no pueden obviarse el contexto de incertidumbre macroeconómica generada por la depreciación de la moneda en los mercados libres, la pérdida de reservas del Banco Central, la ampliación de la brecha cambiaria, el recambio de autoridades en el Ministerio de Economía argentino y la promesa de una mejora de las condiciones de exportación para el principal complejo exportador del País como el sojero. Todos estos factores repercutieron tanto sobre la primera venta^[3] de los granos como sobre la segunda^[4].