Y la marcha de la inflación encuadra perfecto en esa caracterización, ya que por un lado sería conveniente que baje a un ritmo más acelerado, para impactar positivamente en el poder adquisitivo de los salarios, pero si ello ocurriera, la recaudación de impuestos como el IVA e Ingresos Brutos no cumpliría las metas fiscales. Con demasiados objetivos y pocos instrumentos, el zigzag es el movimiento dominante, ya que cuando una variable (inflación, dólar, tasas) se aleja del precario equilibrio, se pone en acción una serie de políticas compensatorias. La pericia del navegante, las condicionalidades del crédito del FMI juegan su rol, pero no debe olvidarse que ocho años de estancamiento han debilitado los anticuerpos de la Argentina e imponen severas restricciones, que sólo podrán ser superadas en un horizonte de largo plazo.
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