En el tercer trimestre podría alcanzarse una variación del PIB del orden de 7 %, para apuntar después a un andarivel de entre 4 y 5 % anual, que es lo que permite la tasa de inversión. Esa velocidad crucero podría mantenerse hasta mediados del año próximo. A partir de ese momento, serán las expectativas vinculadas con las elecciones presidenciales las que pasen a dominar el escenario. Hay analistas que imaginan que, en aras del triunfo, el gobierno podría incrementar un 40 % o más el gasto público el año próximo, tomando como referencia el 2007, cuando subió un 44 %. Sin embargo, la consistencia temporal de las políticas es clave para transcurrir un 2011 con las menores turbulencias posibles, sobre todo cuando la principal fuente de financiamiento seguirá siendo el Banco Central, que el próximo año podría estar aportando al Tesoro unos 8 mil millones de dólares adicionales de sus reservas, sin computar los pesos a emitir.. Si los agentes económicos percibieran que la política fiscal o cambiaria está ingresando en un plano no sustentable, entonces lo único que se lograría sería alimentar una fuga de capitales, fenómeno que -se sabe- afecta en forma inmediata y contundente la trayectoria del nivel de actividad.