Estos efectos colaterales son, por el momento, una señal de advertencia que no llega a dañar la marcha de la economía, pero deben ser considerados en función de las proyecciones para 2018. Un riesgo (menos probable) es que se compliquen las condiciones externas para el financiamiento del déficit fiscal, el otro (más probable) es que el Banco Central endurezca antes de fin de año la política monetaria buscando lograr que se reduzca la brecha entre expectativas y meta de inflación. Esto repercutiría sobre el mercado de bienes durables y puede hacer más ríspidas las paritarias que arrancan en marzo, pero no necesariamente debería afectar el clima de inversión.
Descarga de documentación La economía crece más, pero la inflación no da respiro |