Sin embargo, en el corto plazo esto no ha sido impedimento para que las exportaciones a Brasil crezcan un 23% interanual en el segundo trimestre, aun con un real más devaluado, debido a que predomina el intercambio intraindustrial de plantas automotrices que se han especializado en distintos modelos a cada lado de la frontera. Además, los agentes económicos tienen bastante certeza acerca de la trayectoria del tipo de cambio oficial hasta el momento de las legislativas de octubre, y el gobierno se mostró menos restrictivo en la autorización de importaciones en los últimos meses. De allí que frente a una mayor demanda inducida por la ampliación de la brecha cambiaria y las compras de Brasil, la oferta que depende de insumos y partes extranjeras pudo responder satisfactoriamente. Tan es así que las importaciones netas de combustibles, que habían permanecido estancadas en el primer trimestre, se incrementaron un estimado de nada menos que un 25 por ciento en el segundo trimestre. El punto es que para que la oferta pueda seguir respondiendo a eventuales nuevos impulsos de la demanda (cada vez más difíciles de lograr) será clave que después del comicio de octubre los agentes económicos perciban una política cambiaria sustentable.
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