La recurrente pérdida de reservas por parte del Banco Central, junto con el atropellado incursionar del Tesoro en el mercado de capitales, buscando colocar cada vez más deuda pública, advierten sobre lo lejos que está todavía el 10 de diciembre. Al mismo tiempo, las inundaciones en el corazón de la pampa húmeda subrayan el déficit de infraestructura que forma parte de la herencia y las turbulencias externas desatadas por la devaluación de yuan chino nos recuerdan lo precario del tinglado en el que podríamos guarecernos.
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