Con subas anuales de entre el 5 % y el 7 %, el tipo de cambio oficial fue un ancla (inadecuada) frente al resto de los precios en 2010 y 2011. En cambio, en 2012 y sin que la inflación haya cambiado de andarivel, el precio del dólar en el mercado oficial estará aumentando un 14 % anual. Es posible que el ritmo de la devaluación se acelere un poco más en 2013, debido a los crecientes problemas de competitividad, que se agravaron después que en Brasil la paridad real/dólar pasó de 1,60 a 2,10. No se espera que el atraso incurrido se revierta, pero si que la brecha entre el tipo de cambio y el resto de los precios deje de ensancharse al ritmo que lo hacía hasta mediados de 2012. Así, podríamos estar ingresando a un nuevo escenario, caracterizado por la indexación de los principales precios de la economía a un ritmo convergente, alimentado en su base por una expansión monetaria que no baja del 35 % anual. La indexación está prohibida legalmente, pero podría darse la paradoja (diez años después de la "pesificación asimétrica") que cada vez más contratos tomen como referencia la evolución del precio del dólar en el mercado oficial. Este insólito retorno de la dolarización tiene que ver con la búsqueda de una sincronización cada vez mayor de los distintos precios de la economía y con el hecho que los índices que publica el INDEC siguen envueltos en la controversia.
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