Sin dudas, en caso que después del 10 de diciembre la economía comience a funcionar con menos trabas, con un precio del dólar más realista, con pautas monetarias y fiscales que organicen las expectativas, las decisiones de las compañías se habrán de facilitar. Pero también es cierto que luego de cuatro años de una cada vez más acentuada desconexión con el resto del mundo, es lógico que un sector de empresarios se pregunte con que se habrán de encontrar si es que la economía se vuelve a integrar con los países de la región y el resto del mundo. ¿Podrán ser competitivos? Hay datos muy preocupantes, caso del achicamiento de 8 mil millones de dólares de las exportaciones industriales desde 2011. La merma, de 28 % contrasta notablemente con lo ocurrido en los últimos cinco años de la convertibilidad, cuando las exportaciones industriales subieron un 29 % (de 1996 a 2001), compensando parcialmente la recesión interna.
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