De cumplirse las metas fiscales y ratificarse ese comportamiento monetario, entonces las presiones inflacionarias deberían comenzar a amainar tras un enero en el que la suba del índice apunta a entre 3 y 3,5 % mensual. En el arranque, el efecto de la política fiscal y monetaria es el de un enfriamiento adicional de la economía, por lo que, mientras más rápido converja la inflación a las metas oficiales, más pronto habrá de llegar el rebote de los indicadores de actividad. Esto es clave, no sólo por motivos políticos y sociales, sino también para que las metas de recaudación impositiva puedan cumplirse, evitando así cualquier amago de círculo vicioso en la marcha del plan.
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