No hay lugar para prometer un país con baja inflación y alto crecimiento. Se trata más bien de una economía indexada en un andarivel elevado, posiblemente superior al 25 %, con tasa de desempleo en aumento y un nivel de actividad deprimido por el lastre que significan las múltiples restricciones, desde el frente externo a los problemas de infraestructura y energía. Los objetivos parecen ser modestos y se centran en lograr que las divisas en poder del Banco Central alcancen para hacer frente a los compromisos de deuda externa de aquí a fin de 2015. El camino no será sencillo, porque las reservas netas (quitando depósitos de privados en dólares y demás) llegan con lo justo a cubrir los vencimientos externos públicos y privados de los próximos 20 meses, cuenta que no habría cerrado si además se pagaba a fin de este año el Cupón-PIB (la parte en divisas habría alcanzado a 2.500 millones de dólares).
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