Aunque es temprano para balances definitivos, la economía está mostrando que puede funcionar sin grandes sobresaltos en la era pos-cepo, lo cual a su vez ayuda para cimentar la confianza, un ingrediente clave en el nuevo esquema. Es cierto que el gobierno tomó reaseguros cuando anunció el fin de las restricciones al cambio y al comercio exterior, ya que endureció en forma significativa la política monetaria y demoró a los importadores la posibilidad del acceso pleno a las divisas. Fueron tareas, además, que una vez vencida la resistencia de las anteriores autoridades del Banco Central, pudieron ser implementadas mediante decretos y resoluciones del Ejecutivo, sin depender de acuerdos parlamentarios. Para que el plan adquiera consistencia temporal, los próximos pasos deberán atravesar un terreno de mayor complejidad política, ya que el recorte de subsidios a las tarifas de gas y de electricidad deberá ser tan profundo como para comenzar a revertir el abultadísimo déficit fiscal, pero tan quirúrgico como para no afectar a las capas más vulnerables de la sociedad, mientras que el pacto social que se busca forjar necesitará de avances simultáneos en el Congreso, dónde el gobierno está en minoría, ya que es allí dónde está la llave para resolver el tema de los "fondos buitre", clave para reabrir el acceso del Tesoro argentino a préstamos externos y dejar de depender de la emisión monetaria (de la inflación, en definitiva) para el financiamiento del déficit fiscal.
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