En realidad, la Argentina también tiene grandes activos externos (por cuatro veces las reservas del Central), sólo que están en manos privadas y para ser movilizados requieren de una caída sustancial del riesgo país. Por estas razones, en lugar de una meta para el superávit comercial, nuestro país debería proponerse un sendero ambicioso para sus exportaciones, que hoy representan 0,5 % del total mundial. Si en cinco años se lograra pasar al 0,6 %, entonces los dólares capturados por las exportaciones se multiplicarían de 84,2 mil millones de dólares en 2011 a una cifra del orden de los 160 mil millones en 2016. Este objetivos es factible, pero habría que dar un giro de 180 grados en ciertos instrumentos de política económica.
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