El rediseño del plan ocurre en un contexto ambivalente. Por un lado, a diferencia de octubre, cuando el esquema comenzó a aplicarse, hay evidencias de que el nivel de actividad dejó atrás el piso de la crisis pero, al mismo tiempo, la inflación no cede y marzo amenaza con igualar o superar el guarismo de febrero, con expectativas que se han deteriorado en este plano, y un mercado cambiario y financiero que ya comenzó su cuenta regresiva en términos políticos, de cara a las PASO de agosto.
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