De ese modo, intenta preservar el sendero de reducción de impuestos nacionales y provinciales acordado en el Pacto de 2017, buscando que el sector privado se encargue de relanzar la economía. Sin embargo, en el terreno fiscal, hay riesgo de una desaceleración en la marcha de la recaudación tributaria, por el deterioro del nivel de actividad y de la cadena de pagos. Hoy las políticas fiscal y monetaria juegan un rol procíclico, acentuando las tendencias recesivas, y para lograr un punto de inflexión el acuerdo entre Nación y provincias en función del Presupuesto 2019 sería clave, al igual que una transición más predecible del giro del Banco Central, desde el control de las tasas de interés al de los agregados monetarios.
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