En 2009, producto de la crisis internacional desatada tras la quiebra de Lehman, el PIB de la Argentina registró una caída del orden del 3 % y la producción industrial de 6,4 %. Aquel fue un parate brusco pero breve y explicado principalmente por el factor externo, con un PIB mundial que experimentó en 2009 una retracción de 0,4 %. En este 2014, los datos de la recesión se aproximan cada vez más a los de aquel año, pero con tres diferencias relevantes: a) a esta altura de 2009 la economía se encontraba en franca recuperación y ahora esto no ocurre; b) el impacto sobre el mercado de trabajo es mucho más fuerte en esta recesión que en aquella, con una tasa de empleo que retrocede 1,6 puntos porcentuales desde el tercer trimestre de 2013, cuando en 2009 había disminuido 0,3 puntos porcentuales ; c) en aquella recesión el rebote de 2010 fue notable, con un PIB que creció 8,7%, mientras que ahora las condiciones externas e internas de la economía no permiten augurar nada parecido, aun en caso de un rápido arreglo del litigio con los "fondos buitre" a principios de 2015.
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