Por Jorge Vasconcelos
Los lineamientos de campaña anticiparon, para la segunda presidencia de Trump, políticas semejantes a las que se implementaron desde principios de 2017, pero el contexto es muy diferente, por lo que el escenario será inédito apenas se pongan en marcha las fuerzas de acción y reacción.
Pueden bosquejarse los contornos de esta nueva etapa, pero a la Argentina no le conviene gastar energías en especulaciones, dada la amplia gama de reformas domésticas pendientes, focalizando en una agenda que pueda ser útil para atravesar cualquier escenario.
La activación de conflictos comerciales, la posibilidad de guerra de monedas con un dólar más fuerte y precios de commodities más débiles, o una tasa de interés de los Estados Unidos que baje menos de lo esperado, este combo deberá ser tomado como dado apenas comience a confirmarse, total o parcialmente.
En comercio exterior, apenas un 8% de las exportaciones de bienes de la Argentina se dirigen a los Estados Unidos, pero el intercambio en servicios y la dimensión de la Inversión Extranjera Directa tienen una ponderación bastante mayor.
Esa balanza puede inclinarse más o menos, dependiendo del rol que asuman México y Brasil ante el nuevo escenario. Obsérvese al respecto la diferenciación de los índices bursátiles desde principios de octubre, con caída similar de México y Brasil y aumento significativo del Merval.
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