En esos días, había dificultad para acordar precios en no pocas transacciones, y muchas decisiones se pospusieron, mientras la inflación se aceleraba a casi un 3 % semanal. La caída de 11,5 % de la producción industrial de setiembre relevada por el INDEC e informada en estos días ocurrió en ese contexto. En el presente, la remarcación de precios se desacelera, haciendo que el poder adquisitivo del salario frene su caída (sin recuperar el terreno perdido), pero hay inercia negativa sobre el comportamiento del consumo por varios meses más, que se superpone con el nuevo instrumento contractivo, una tasa de interés de política monetaria positiva en términos reales por unos 25 puntos/año. La restricción crediticia difícilmente afloje en el corto plazo, pero el comportamiento de las variables financieras permite esperar que, a partir de enero, la tasa de interés comience a ceder, aunque a un ritmo pausado.
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