Un acuerdo con el FMI podría resultar clave para apuntalar la sustentabilidad fiscal a largo plazo (14/10/2021)
Coordinador: Jorge Vasconcelos
Editorial - Marcelo Capello y Agustín Cugno
Un acuerdo con el FMI podría resultar clave para apuntalar la sustentabilidad fiscal a largo plazo, dadas las presiones políticas al interior del gobierno
- Además de la sustentabilidad en las cuentas externas, a futuro Argentina necesita exhibir sustentabilidad fiscal; esto es, cumplir con los pagos de la deuda. Dado que los servicios a afrontar son cuantiosos, no se podrá hacerlo sólo con superávit fiscal, por lo que se requerirá refinanciar vencimientos con FMI y lograr volver a los mercados internacionales de crédito para hacer rollover de parte de los servicios de la deuda privada en moneda extranjera
- La sustentabilidad fiscal requiere que la relación entre deuda y PIB deje de subir. No sólo eso, dado que la Argentina parte de un nivel alto de endeudamiento, sería deseable que dicha relación baje persistentemente a futuro. Tal desafío requiere de un mix entre superávit primario, rollover de una alta porción de la deuda que vence y un tipo de cambio de equilibrio, que no sufra grandes variaciones en el tiempo
- Debería ser una estrategia creíble, que genere confianza y reduzca el riesgo país a niveles que hagan viable la vuelta a los mercados externos de deuda, y que dicha confianza ayude a la recuperación de la actividad económica, potenciando la tendencia descendente de la relación entre deuda pública y PIB
- Se desarrolla una simulación, bajo diversos supuestos: se logra un acuerdo con el FMI que traslada pagos de capital de la deuda al año 2026 y posteriores, con rollover completo de la deuda intrasector público y rollover del 90% de los servicios de la deuda con privados, a tasa decreciente, comenzando en 8,5%. Se asume, además, una variación anual del PIB del 3%
- Se considera que será difícil renunciar a la asistencia del BCRA al Tesoro en el corto plazo, y se asume transferencias de 1,2% del PIB en 2023 y del 1% en años subsiguientes, partiendo de 2,1% en 2021. En este escenario, se habrá de requerir un superávit primario de 0,7% del PIB en 2023, para transitar la “senda sustentable” en materia fiscal. Aquí se percibe una inconsistencia en el proyecto de presupuesto para 2022, que prevé un déficit primario de 3,3%, por lo que se requeriría un ajuste fiscal de 4,1 puntos del PIB en un solo año, para llegar al mencionado superávit de 0,7% en 2023
- Claramente se requiere un déficit fiscal mucho menor en 2022 que el previsto en el proyecto de presupuesto, de modo que el escalón de mejora en el resultado fiscal que se necesite en 2023 no resulte tan elevado. Dado que se trata de los dos últimos años del actual período de gobierno, para ordenar los incentivos de economía política podría colaborar en forma crucial un acuerdo con el FMI a comienzos de 2022, que evite los comportamientos fiscalmente oportunistas
En Foco 1 - Jorge Vasconcelos
Si las ganancias empresariales explicaran la inflación, la Argentina sería un país estable (o en deflación)
- La lógica subyacente en las medidas de congelamiento de precios al consumidor tiene que ver con la presunción de un “exceso” en los márgenes de ganancias de las empresas, con subas de precios que habrían evolucionado por encima de la trayectoria de los costos. Con esa lógica se conjetura que los congelamientos habrán de producir efecto positivo sobre la demanda agregada, ya que no existirían riesgos de caída de las inversiones de los sectores afectados ni de desabastecimiento en los mercados alcanzados por las medidas. Es una apuesta muy fuerte, pese a que no existen evidencias que la avalen
- Si se utilizan los ratios habituales de rentabilidad y/o flujo de caja de los balances de las compañías que cotizan en bolsa, de allí no surge ningún tipo de anomalía que justifique aquella presunción. Las ganancias antes de intereses e impuestos (EBIT) son equivalentes al 15,1 % de la facturación en el consolidado de empresas que cotizan en el Merval, o sea 6,5 puntos porcentuales menos que el ratio de 21,6 % de las firmas que cotizan en la Bolsa de San Pablo. No existe correlación con los datos de inflación, que muestran una brecha de 5 a 1 entre la suba de precios anualizada de la Argentina y la de Brasil
- Una compañía promedio del Bovespa vale el EBITDA que genera multiplicado por 7,2, mientras que una firma promedio del Merval es valuada multiplicando sólo por 1,8 el EBITDA correspondiente. Este ratio es crucial a la hora de decidir inversiones y calibrar el volumen de la ampliación de los emprendimientos. Después de todo, una muy reducida valorización de las firmas en relación a su flujo de caja está reflejando un combo de factores que deterioran el clima de negocios: falta de previsibilidad, riesgo país elevado, desaliento en las expectativas
- Luego de una pausa de un par de trimestres, el ritmo de la emisión monetaria de este segundo semestre de 2021 ha regresado al patrón de 2020, por lo que no habrá que sorprenderse si antes de fin de año y, sobre todo, en la primera parte de 2022, la variación de la base monetaria retorne al andarivel del 50 % interanual. Hay que prever en un horizonte cercano un resurgir de las presiones inflacionarias, que se habrán de potenciar por la recomposición de precios que se están rezagando (inflación reprimida), caso del tipo de cambio, las tarifas y también los de los productos de la canasta familiar que acaban de ser congelados con vigencia desde el 1ro de octubre. Esto puede tener efecto negativo sobre el nivel de actividad, tal como ocurrió con el bache del PIB del segundo trimestre de este año (en relación al primero)
- Dada la herencia que el 2021 le está dejando al año próximo, para evitar riesgos de una espiralización de la inflación, se habrá de necesitar recortar a la mitad el déficit primario del sector público nacional. El tamaño de este ajuste quizá sea la principal dificultad para un arreglo rápido con el FMI, pero visto desde la urgencia de encarrilar la macro de nuestro país, es la tarea en la que habría que concentrarse, tratando de quitar del presupuesto todos los gastos prescindibles, en lugar de imaginar que puedan dar resultado medidas que hace siglos no funcionan
En Foco 2 - Marcos Cohen Arazi y Lautaro Carranza
Turismo interno con un boom el fin de semana largo permite actualizar las perspectivas
- Durante el último fin de semana largo de octubre la cantidad total de turistas y el gasto real promedio por turista crecieron 56% y 36%, respectivamente, en comparación al mismo fin de semana de 2019, según datos de CAME. Es la primera señal fuerte de recuperación a niveles pre pandemia, dado que, durante el verano, semana santa, las vacaciones de invierno y el fin de semana largo de agosto, no se había verificado una situación semejante
- Por su parte, en las últimas cuatro semanas el interés en búsquedas de alojamientos se ubicó 3% por encima de los niveles pre pandemia (mismas cuatro semanas de 2019). El mayor nivel de interés en todo 2021 se ha dado en la semana del 26 de septiembre al 2 de octubre, semana previa al último fin de semana largo de octubre. Sin embargo, en casi todo el 2021 el interés se ubicó bastante por debajo de los niveles pre pandemia: en el periodo enero-septiembre de 2021, el interés alcanzó solo el 67% del nivel pre pandemia
- La situación del turismo internacional aún resulta sumamente crítica dado que continúa siendo prácticamente nulo. En 2019 los viajeros no residentes representaron el 22% del total de viajeros en Argentina, sin embargo, estos explicaron casi la mitad (49%) del total del gasto turístico nacional. Además de no generar divisas, la falta de turismo receptivo afecta severamente a las regiones más enfocadas en los viajeros internacionales
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