Del otro lado, se tiene, en el sector real de la economía, una caída del PIB que en el cuarto trimestre de 2018 habría sido de 6 % interanual, y la influencia negativa de las elevadas tasas reales de interés. Sin embargo, el ajuste no ha sido en vano, ya que la desaceleración de la inflación está ayudando a una mejora en las expectativas, permitiendo pensar en un piso más firme para la caída del consumo. Se sabe que la inversión será en 2019 un lastre para el nivel de actividad pero, con su trayectoria ascendente, las exportaciones apuntan a jugar su rol compensador.
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