En otro plano, no comparable y vinculado a lo económico, ha comenzado a recortar los márgenes de libertad de la política. Es el caso de la pérdida del autoabastecimiento energético, que deparó un saldo negativo de la balanza de combustibles cercano a los 3 mil millones de dólares en 2011, y amenaza con ampliarse en este 2012. Así es como las cuestiones de largo plazo irrumpieron en la agenda inmediata. Los desafíos son de tal magnitud que, quizá por esa misma razón, invitan a cambiar el centro de gravedad de las políticas, pasando de decisiones muchas veces voluntaristas e inefectivas a un enfoque basado en los incentivos y en mayor transparencia en la asignación de recursos públicos.
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